jueves, 31 de mayo de 2012


Capacitan en trabajos domésticos a mujeres indígenas que laboran en calles de Querétaro.

Alicia, Ninfa, María y Afrosina son alumnas de la segunda generación de mujeres que reciben capacitación para labores domésticas. Son cursos de tres meses que imparte el Sistema Municipal de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), principalmente a indígenas, para que dejen de vender en la vía pública de la capital queretana, pues exponen a sus hijos que piden dinero entre los automóviles. También reciben pláticas en materia jurídica, autoestima y sicología.
De 27 años, y con cuatro hijos, Ninfa explicó que vende periódicos y otros artículos de temporada. Mientras limpiaba una ventana como parte de la capacitación, narró que es originaria de Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco de Bonfil, pero desde hace varios años radica en la capital queretana.
Afrosina no sabe leer ni escribir. Se gana la vida haciendo y vendiendo muñecas de tela. Tiene seis hijos. Alicia, de 22 años, vende papas fritas y garbanza.
María, de 28, vende junto con su esposo objetos para vehículos. Su actividad no es fácil, permanecen horas a la intemperie, soportando las inclemencias del tiempo. De cada objeto vendido gana 15 pesos que destina para comprar alimentos a sus cinco hijos.
En este curso ya se han graduado 8 mujeres que llevaron la capacitación para trabajar y tener ingreso por su parte.22 más asisten a capacitación, explicaron Karina Castro, presidenta del DIF municipal, y Marcelino Mora López, coordinador del Programa de Protección del Menor y su Familia en Situación de calle.
Por ser mujeres que viven en situación de extrema marginación y pobreza, es común que desconozcan el uso de lavadoras, de hornos de microondas y otros artículos electrodomésticos, incluso que tengan miedo de intoxicarse con los líquidos para limpiar muebles o ventanas.
No tienen baño, no hay piso (de concreto) en sus casas, es tierra, entonces hay que enseñarles a barrer, trapear, a utilizar cada electrodoméstico, cada químico, para ellas es nuevo, explicó Marcelino Mora.
Las egresadas no tienen garantizado que de inmediato las contraten en alguna casa u oficina, pues deben seguir el proceso de entrevista laboral, registro en bolsas de trabajo y en compañías de trabajo tercereando y que tengan conocimiento que todo en la vida cuesta, que la vida no te regala nada, indicó Karina Castro.
Uno de los requisitos para tomar el curso es que sus hijos no permanezcan en los cruceros donde ellas venden y vayan al Centro de Día, donde reciben alimentación, educación y recreación, ayuda sicológica y educación sexual.
De este modo muchas familias de México pueden conseguir ingresos aunque no puedan o hayan estudiado.

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